martes, 27 de mayo de 2008

Cuentos 2008- realismo maravilloso, 5


El Muñeco

Paula, desesperada, lanzó el endemoniado muñeco lo más lejos que pudo y volvió a su casa llorando, recordando todo lo que había ocurrido en aquella semana.

Era un día como cualquier otro. Paula paseaba tranquilamente. Aunque no tenía amigos debido a su aspecto físico, Paula nunca se sentía sola, ya que había desarrollado la habilidad de hablar con los muñecos que tenía. Mientras caminaba, encontró un muñeco tirado en el suelo. Paula lo levantó y observó que tenía varios cortes y que no tenía pelo. Lo llevó a su casa y lo limpió, pero parecía que le faltaba algo. Fue entonces que se dio cuenta de qué se trataba y fue corriendo a la peluquería de su tío. Allí juntó un poco de pelo y se lo pegó en la cabeza al muñeco. “Gracias, Paula”. La joven sonrió al ver que el muñeco estaba agradecido, aunque se extrañó un poco porque la voz le resultaba familiar.

Paula volvió a su casa y cosió el traje del muñeco, pero lo pinchó sin querer con el alfiler. Se sobresaltó al escuchar un grito que venía del jardín. Era su padre. Al parecer, había sentido un fuerte pinchazo en el brazo y se le había caído el martillo que sostenía en el pie. A Paula no se le ocurrió asociar el muñeco con el accidente de su padre y no se daría cuenta hasta 6 días después.

Pocos días después, Paula se despertó y miró por la ventana. Estaba nublado y había bastante viento. Saludó al muñeco, que se había convertido en su mejor amigo y del cual no se separaba nunca, y fue a desayunar. Cuando terminó, se dio cuenta de que el muñeco no estaba donde lo había dejado. Lo buscó por todas partes, preocupada por haber perdido a su mejor amigo, pero no logró encontrarlo. La lluvia golpeaba violentamente contra la ventana y el viento huracanado arrastraba todo lo que hallaba a su paso. La ventana se abrió de repente y un relámpago iluminó el comedor. Paula vio como su gato jugaba con el muñeco, el cual había recibido varios arañazos en todo el cuerpo. Levantó el muñeco e intentó hablarle, pero este no le contestó. Al pasar por el comedor, descubrió horrorizada a su padre inconsciente, presentando los mismos síntomas que el muñeco. Paula se quedó congelada. Entonces se acordó de que el día de su primer encuentro con el muñeco, su padre había ido a la peluquería y lo entendió todo. Los cortes del muñeco, los pelos de la peluquería, el fuerte pinchazo que había sentido su padre…todo tenía sentido ahora. Su inseparable amigo había resultado ser un muñeco vudú y el pelo que le había puesto al muñeco era de su padre. Sus piernas temblaban y no podía moverse. Decidió que debía deshacerse del muñeco lo antes posible así que le arrancó el pelo y salió corriendo de la casa. Volvió al lugar donde había encontrado el muñeco maldito y se deshizo de él. Terriblemente dolida por tener que separarse así de lo que había sido su mejor amigo y su posesión más preciada, se alejó lo más rápido que pudo del lugar.

Paula llegó a su casa. Su padre no estaba en ninguna parte. Fue al jardín y lo vio. Estaba pálido y se seguían viendo los cortes, pero parecía estar sonriendo. “No fue por tu culpa, Paula. No sabías nada sobre el muñeco. Ahora debo irme” dijo el padre a su hija. Paula no tuvo tiempo de reaccionar cuando su padre se elevó hacia el cielo alejándose cada vez más y más.


2 comentarios:

Marina dijo...

La idea está buena. Nos gusto como el principio de la historia y el final están relacionados como un flash back. También como se relaciona la practica del vudú con la historia del muñeco.
Aunque el final podría ser mejor, por ejemplo...que otra niña haya encontrado el muñeco y la historia se vuelva a repetir.

Marina dijo...

le pondriamos un 7/10.